Preguntas frecuentes
¿Cuándo acudir al psicólogo?
No es preciso haber vivido una experiencia desagradable o estar pasando por un momento convulso para acudir a un Psicólogo.
Cuidar de nuestra salud física y/o emocional es un acto de autocuidado y respeto hacia uno mismo que deberíamos realizar sin necesidad de pretextos.
Sin duda, si hay algo que te atormenta, con lo que te cuesta lidiar y que te quita las ganas de sonreír, buscar ayuda para intentar revertir esa situación y/o aprender herramientas que te permitan vivir de un modo sereno y adaptativo, es fundamental.
No nos convierte en incapaces ni menos valiosos pedir ayuda si la necesitamos.
La terapia es un proceso de acompañamiento en el que paciente y terapeuta comparten una misma condición humana y en el que el profesional da comprensión y validación al sentir de la persona y aporta perspectiva para invitarle a transitar caminos que, quizá, le resultan desconocidos o siente que le faltan recursos para atravesarlos.
¿Cómo elijo a un psicólogo?
Que esté colegiado y habilitado para su desempeño en el ámbito sanitario son requisitos imprescindibles.
Más allá de estas cuestiones, es conveniente que sepas que dentro de la Psicología, existen diversas orientaciones terapéuticas. Cada profesional, basándose en la ciencia, determina cuál es su metodología de trabajo y, apoyándose en ella, adapta al paciente su proceder.
Yo defino mi manera de hacer terapia como integrativa ya que en mi desempeño implemento herramientas de diversas corrientes (Cognitiva conductual, Aproximación y compromiso, Humanista, Gestalt...) y herramientas complementarias (Coaching, PNL...) para poder ofrecer un amplio abanico de recursos a mis pacientes en función de sus necesidades y preferencias.
Te invito a que hagas una labor de investigación de lo que cada profesional puede ofrecerte en base a su metodología y que no tengas reparo en preguntar para tomar una decisión acorde a lo que necesitas y mejor encajaría contigo.
Eso sí, existe un factor que va más allá de cuestiones burocráticas y teóricas, y es que, para que una terapia tenga éxito, que paciente y profesional conecten es algo fundamental. Así que no dudes en elegir a un profesional con el que te sientas acogido, libre de poder ser tú, en un entorno de comprensión y entendimiento mutuo que te haga sentir confortable y confiado.
¿Puede ayudarme la terapia?
Por supuesto que sí. La terapia es un espacio de autocuidado en el que reforzamos o aprendemos herramientas para procurarnos un bienestar emocional de calidad, tanto a nivel personal como social.
La terapia psicológica puede producir una reducción del malestar psicológico y emocional y, además, ayudar a aumentar los niveles generales de satisfacción en la vida y en las relaciones interpersonales, así como el nivel de autoconocimiento y consciencia vital. También puede facilitar, a través del entrenamiento en herramientas concretas, el afrontamiento de nuevas situaciones y tener un mejor manejo de los estresores, así como generar estrategias efectivas de solución de problemas. Sin embargo, bien es cierto que los resultados de la terapia dependen de múltiples factores, entre ellos un papel activo por parte del paciente, por lo que no es posible garantizar resultados.
En definitiva, sabemos que vivir en armonía con nosotros mismos y nuestros valores, en base a una gestión adaptativa de nuestras emociones, suele ser un objetivo común a todas las personas, independientemente de las circunstancias que estemos viviendo. Si esta es tu meta, la terapia puede ser un medio muy acertado para alcanzar dicho fin.
¿En qué consiste la terapia?
Mi manera de trabajar es la siguiente: Inicialmente, realizo una evaluación integral y exhaustiva de la persona y sus circunstancias que me permite contextualizar el caso y conocer qué es lo que le ocurre a la persona, cuánto tiempo lleva sucediendo, los posibles motivos que explican su circunstancia actual y los intentos de solución practicados hasta el momento, así como las fortalezas y recursos que posee. Este paso previo supone entre 1 y 3 sesiones de terapia. Una vez hecho esto, se definen objetivos conjuntamente con el paciente y, a partir de ahí, se trabaja para dar estrategias y reforzar habilidades que le permitan a la persona una mejor adaptación a sus circunstancias. No debemos olvidar que la terapia es un proceso de trabajo en equipo entre paciente y profesional, pero el fin último es que la persona sea autónoma en su autogestión. Por ello, es importante saber que el trabajo entre consultas por parte del paciente es algo fundamental. Más allá de lo que podamos trabajar en terapia, que la persona se exponga a su realidad con las herramientas propuestas, es fundamental para que los avances se materialicen, lo cual implica un compromiso firme por parte del paciente en su propio proceso de empoderamiento.
Una vez sembradas las semillas y trabajada la tierra con mimo, esmero, paciencia y compromiso, llega la hora de recolectar la cosecha y saborear los frutos del esfuerzo y trabajo previo.
Todo esto se realiza de una manera individualizada a cada caso, y yo, adapto mi manera de proceder a la persona, y no a la inversa, para poder facilitar y propiciar el cambio que desea de la forma más favorable a su manera de ser, características y habilidades desarrolladas.
¿Cuánto dura la terapia?
Hablar de una duración determinada es algo complejo, pues cada circunstancia es diferente y cada persona única. No es posible conocer de antemano el número de sesiones necesarias para conseguir los objetivos pautados. Si bien, me comprometo a que, por mi parte, la duración de la terapia sea la mínima y más ajustada posible a lo que precisa cada caso para la obtención de los objetivos previstos. Es importante aclarar que la persona que acude a consulta lo hace desde su libertad y, en base a ella, puede decidir en qué momento finalizar el proceso de forma unilateral.
En cuanto a las sesiones, la duración suele ser de una hora aproximadamente y la periodicidad semanal, al menos inicialmente, mientras afianzamos los pilares básicos que garanticen un sostén adecuado mientras seguimos avanzando.
No obstante, me adapto a cada circunstancia, necesidad o preferencia en lo que a este aspecto se refiere.
¿Terapia presencial u online?
Ambas son opciones igualmente válidas.
Mi propuesta de trabajo y planteamiento del proceso terapéutico no se ve afectado por esta cuestión.
Tanto en terapia presencial como online, se tienen todas las medidas de seguridad, exigidas por la ley, destinadas a preservar el secreto, confidencialidad e integridad en el tratamiento de los datos personales.
Por otra parte, la atención entre sesiones, ya sea vía telefónica mediante llamada o a través de la aplicación WhatsApp, o vía correo electrónico, es común a ambas modalidades.
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